VIEJO MOLINO DE AGUA
El viento de la costa, al caer las primeras oscuridades, agita con mas intensidad sus viejas y oxidadas aspas. Como un gigante que nos da miedo, erguido, el, orgulloso, allí delante de nosotros dos, mocosos, lo desafiamos.
Primero, a no tenerle mas miedo a su figura sombría, en la oscuridad, y luego, sometiendo a prueba a nuestros oídos, para soportar sus temibles quejidos.
Dos rebeldes, pequeños de estatura, que nos acercamos con mucho temor pero con gran valentía, hasta tocar con nuestras manos, cada uno, sintiendo la frialdad de sus hierros, apretándolo, intimandolo, a que comprenda de una buena vez que ya no somos tan niños, para seguir creyendo que por las noches horribles de intensos temporales en nuestro campo, todavía nos asustas, como hacías antes, cuando volvíamos asustados, corriendo desesperadamente al refugio de nuestro hogar.
FIN
Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la próxima entrada.
De: Jorge Godoy
En Buenos Aires, abril de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario