EL AFÁN ARTÍSTICO DE JUAN
(REFLEXION)
por: Jorge Godoy
Su vida alegre duro poco, muy poco, sus días de alegría apenas fueron pálidos recorridos, plagados por una opacidad transida por el mundo. De su paso, alguien, todavía, aun se recuerda, solamente por las duras penas y apremios recorridos en un denodado, desesperado esfuerzo, tan vano e inútil, resultado de empeñarse, afanarse, creer, suponer, de esforzarse sin horarios, limites, condiciones, todo para que el común de la gente que a diario lo rodeaba, la gente que el quería y amaba, lo quisieran, lo aprobaran, lo adularan, le prestaran su entera atención a su tarea, a su gusto, a su pasión, a su desvelo, a su obra, a su arte, a su única importancia por la que vivía de hacia ya algunos años, la misma que se había convertido en su propio ritmo habitual, acostumbrándose a que fuera, a que se transformara en la regla esencial, vital, de su vida.
Sin quererlo se metió de a poco en las aguas de un rió profundo y caudaloso, que con el paso del tiempo, mas lo fue introduciendo, mas se fue introduciendo, mucho mas y mas, hasta que las aguas lograron taparlo por completo. Juan vencido en sus fuerzas, por su enorme cansancio, se dejo llevar, vencer, arrastrar, eso hizo , eso produjo, eso fue lo que de a poco hizo que lo llevara la corriente sinuosa, impiadosa, nefasta, maligna, diabólica, la misma que mas luego lo devolvió muerto, muerto para siempre.
FIN
Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.
(REFLEXION)
por: Jorge Godoy
Su vida alegre duro poco, muy poco, sus días de alegría apenas fueron pálidos recorridos, plagados por una opacidad transida por el mundo. De su paso, alguien, todavía, aun se recuerda, solamente por las duras penas y apremios recorridos en un denodado, desesperado esfuerzo, tan vano e inútil, resultado de empeñarse, afanarse, creer, suponer, de esforzarse sin horarios, limites, condiciones, todo para que el común de la gente que a diario lo rodeaba, la gente que el quería y amaba, lo quisieran, lo aprobaran, lo adularan, le prestaran su entera atención a su tarea, a su gusto, a su pasión, a su desvelo, a su obra, a su arte, a su única importancia por la que vivía de hacia ya algunos años, la misma que se había convertido en su propio ritmo habitual, acostumbrándose a que fuera, a que se transformara en la regla esencial, vital, de su vida.
Sin quererlo se metió de a poco en las aguas de un rió profundo y caudaloso, que con el paso del tiempo, mas lo fue introduciendo, mas se fue introduciendo, mucho mas y mas, hasta que las aguas lograron taparlo por completo. Juan vencido en sus fuerzas, por su enorme cansancio, se dejo llevar, vencer, arrastrar, eso hizo , eso produjo, eso fue lo que de a poco hizo que lo llevara la corriente sinuosa, impiadosa, nefasta, maligna, diabólica, la misma que mas luego lo devolvió muerto, muerto para siempre.
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