20 de abril de 2013

MORALEJAS: EL CIRUJA Y EL NERVIOSO

MORALEJAS: EL CIRUJA Y EL NERVIOSO

                                              Textos de: JORGE GODOY




    Un señor ciruja, que a simple vista, presentaba signos de escoriaciones en la piel en casi todo su cuerpo visible, tenia por costumbre pasar la noche en un portal durmiendo  a la intemperie de forma acurrucada sobre unos cartones y tapado con una vieja frazada llena de agujeros, obstruyendo la salida de el domicilio de un vecino nervioso,  a la mañana temprano cuando el vecino nervioso se levantaba tenia la costumbre de ponerse a barrer el frente de su casa y también la vereda, al salir se topaba todos los días con el ciruja durmiendo allí, eso lo ponía muy nervioso y lo echaba gritandole: ¡Fuera ciruja, sarnoso!, y lo empujaba con la escoba, el señor ciruja, callado y respetuoso se levantaba del lugar y se llevaba consigo los cartones y la manta llena de agujeros, y se iba al portal de la casa de al lado que era un negocio y allí nuevamente se acostaba a dormir por un par de horas mas hasta que vinieran los dueños del negocio y también lo echaran, aunque estos lo hacían de una manera mas amable. Pero una mañana de tantas vino un gran temporal sobre el barrio, con ráfagas de vientos muy fuertes, el señor nervioso como siempre ya había echado al ciruja sarnoso de su puerta y este como siempre estaba en la de al lado, esta vez observando al señor nervioso que con un día tan feo estaba allí barriendo la vereda, de repente la obra macabra del destino quiso que unos cables del tendido eléctrico se desataran a raíz de los fuertes vientos y comenzaron a bambolear encima del cuerpo del vecino nervioso, este al notarlo entro en pánico y quedo completamente inmóvil, preso del miedo que lo invadió ante el inminente desenlace que podía prever. Cuando de repente su cuerpo se vio sacudido por un tremendo empujón que lo arremetió con fuerza hacia el zaguán, adonde pudo guarnecerse del contacto de los cables eléctricos,  que chispeando por los aires, como un destino diabólico, buscaban desesperadamente hacer algún contacto para su placentera y necesaria descarga. Dios o el diablo, al fin no se supo bien quien fue, hizo que dada la inminente situación, el ciruja sarnoso, estuviera allí, para correr repentinamente en socorro del vecino nervioso y con un fuerte topetazo lo incrustara de lleno en el zaguán. A los cables rebosantes de energía y ansiosos de fusión, les daba exactamente igual que los conductores fueran el vecino nervioso o el ciruja sarnoso. Dios o el diablo, al final no se supo bien quien fue,  quiso que la víctima fatal fuera el ciruja sarnoso.  


Estimado lector , muchas gracias y hasta la próxima

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